En Plaza América cerca de los Hatillos han puesto en varias ocasiones una exhibición de animales de PANACA (Parque Natural de la Cultura Agropecuaria), que por cierto hasta ahora se me ocurrió buscar que significaba. Entre estos podemos ver cabras, ovejas y ponis, lo que me llamó la atención es la emoción con que los niños ven a estos ejemplares, yo desde niña he tenido contacto con estos y muchos otros animales de granja por las visitas que hacíamos a la casa de mis abuelos.
Luego me puse a pensar que para muchas personas del casco metropolitano debe ser muy difícil visitar sitios como este parque y si tienen la suerte de tener familia en zonas rurales pueden ir cuando quieran. Sin embargo, cada día es más difícil tener acceso a esa vida agrícola, para mis abuelos es ridículo pensar que alguien paga por ordeñar una vaca, montar un caballo, darle de comer a patos y gallinas, entre otras cosas.
El turismo rural hoy es una realidad porque la agricultura y la ganadería es cada vez menor en nuestro país y para las nuevas generaciones tener contacto con ese estilo de vida y observar las faenas de nuestros campesinos es totalmente desconocido. Hoy gracias a esta actividad muchas familias le han sacado provecho a sus fincas, transformándolas en verdaderas empresas turísticas, lo que les ha permitido conservar sus tierras para sacar adelante a sus familias.
Para mí todas esas imágenes han formado parte de mi vida siempre, es más cuando huelo boñiga o humo (por el fogón para cocinar) me remonta a mi infancia y al lugar donde crecieron mis padre y donde todavía viven mis abuelos, una zona que está entre Puriscal y Turrubares.
Me siento orgullosa y privilegiada de haber crecido con esas experiencias y de seguir observando los últimos vestigios de esa Costa Rica, ojalá más personas puedan apreciar este nuevo turismo que llegó para quedarse.